Este viernes tengo mi último examen. Y ya. Se acabó.
Este viernes mi madre viene para pasar unas semanas. Empieza mi calvario.
Tengo ganas de librarme de las obligaciones académicas, pero no soporto la idea de volver a estar bajo el mismo techo que ella. Ya no la odio ni la culpo. Pero me saca tanto de quicio su actitud. La quiero lejos, pero la quiero.
Hoy he descubierto que la última vez que estuvo en casa (hará ¿tres semanas? ¿un mes?), fue a mi armario y convirtió en trapos toda la ropa que no le gustaba en él. ¿Qué derecho tiene? ¿Por qué cree que puede decidir qué ropa tirarme solo porque ya no le guste? Será una tontería pero me ha jodido muchísimo. Es como decir "vale, puedes irte lo lejos que quieras, pero yo vendré cuando me apetezca y seguiré mandando en tu vida. Debes ser buena chica y obedecer sin rechistar."
Me hace tanto daño, y solo es un ejemplo. Cada paso que doy lo cuestiona. Nunca hago nada bien. Y la verdad, ya soy bastante perfeccionista, crítica y desbordantemente autoexigente. No necesito presión extra a la que ya tengo (gracias pero no!).
Sé que soy un desastre, que mi vida es un desastre, pero NECESITO VIVIRLA. Estoy instalada en una permanente crisis existencial, pero no me hace falta nadie que ponga énfasis en cada uno de mis miles de fallos diarios.
Tengo miedo a retroceder. A perder la independencia que tanto me ha costado adquirir. He tenido que luchar cada centímetro de mi libertad. Pero ahora no tengo fuerzas para seguir reivindicándome.
Ya está. He perdido. Soy una mierda, lo admito. Coge mi mugriento cadáver y arrójalo al desierto para que los carroñeros lo devoren. He perdido. Nada es como yo quería.
Fracaso. Llevo fracasando desde que tengo uso de razón, y aún así parece que no me canso. A veces tiraría la toalla, otras creo que todo está por llegar.
No soy la persona segura y arrogante que todos creen. Soy pequeña, soy basura, y a veces también tengo miedo.
Lucho por no sentir, por transformarme en el ser más fuerte y hermético que ha pisado la faz de la tierra. Pero no lo puedo evitar, soy tonta, sensible y toda una sentimental.
Aunque no llore, aunque esconda la verdad tras montañas de comida.
Soy la imperfección